viernes, 22 de febrero de 2008

El Grilo colma las expectativas... Por Félix R. Lozano.

Efectivamente, la presencia de Joaquín Grilo en Zamora no dejó indiferente a nadie, aunando voluntades en su favor tanto desde la ortodoxia como desde la heterodoxia. Todos contentos. Que encanto tendrá El Grilo para amasar e integrar bailes tan diferenciados como la danza, el baile clásico, o incluso el claqué, con el flamenco. Y hacerlo bien. Decir en su favor, como ya lo apuntamos previamente, que Joaquín es un gran coreógrafo, como quedó sobradamente demostrado el jueves. También es sabido que gusta rodearse de competentes profesionales. Para esta ocasión lo hizo con Manuela Río como segunda bailaora, Luís Carrasco a la percusión, Antonio Iglesias y Requena al toque, “El Pulga”, Carmen Cortés y Jesús Méndez al cante p´atrás. Jesús, pariente de la recordada Paquera era la primera vez que le cantaba al Grilo, pese a ello nos hubiera gustado más disfrutar de su torrente de voz.
Abren el espectáculo bailando a dúo Joaquín y Manuela, con el cante de tangos –tientos al golpe– a cargo de Carmen Cortés, hermana del Grilo. Arrancan los primeros aplausos de un público que prácticamente llenaba en su totalidad el aforo. Siguen por seguiriyas de mágica ejecución, perfectamente secundadas por todo el grupo. El arte se irradiaba desde el escenario para atrapar a los espectadores en prominente comunión. Soleá por bulerías al golpe, iniciando el compás de golpeteo con los nudillos el propio Grilo sobre las tablas del escenario. Preciosa composición tanto escultórica como coral. Cambio de vestuario de Joaquín y baile por alegrías y bulerías de Cádiz de Manuela Río con bata de cola. Cubrió como pudo el difícil expediente.
Reaparece el Grilo con una buena dosis de danza para desembocar en su baile más flamenco y más jerezano, compás de soleá, soleá y bulería. También es en esta parte donde deja claramente de manifiesto que en el baile de pies y en el taconeo es el auténtico numero uno. Como también lo es en ese culebreo de tronco y brazos con la cabeza ligeramente caída hacia delante, taconeo a compás y exuberancia de jondura.
La finalización del espectáculo no pudo ser más significativa. Más de cinco minutos de estruendosos aplausos. Sin embargo eso no fue lo más destacado. Lo sobresaliente es que, por primera vez en la historia del ciclo, ¡las palmas se batían a compás!. Sobran más comentarios.
Félix Rodriguez Lozano. Vicepresidente de la Peña Flamenca "Amigos del Cante". Zamora, 2008.
Foto: Tico Luca.